jueves, abril 27, 2006

Lugares comunes

Detrás de los rincones del deleite,
de las barras que nos permiten ser
agridulce impostura,
de la humedad que, clandestina,
nos mancha de nosotros,
de las puertas que, numeradas,
nos preservan de lo cercano.

Tras el aire que nos respira
y la ventana que nos ronda,
en el exilio de los besos,
cuando una rosa amarillea
el claroscuro de las pieles,
su cuerpo es el único
lugar común que quiero.